SONIDOS DEL MUNDO
viernes, 12 de marzo de 2021
LOS CRISTIANOS DE ORIENTE: Una minoría en peligro de extinción
A raíz de la reciente visita del Papa Francisco I a Irak, toca referirnos en esta oportunidad al terrible drama que viven a diario las minorías religiosas en dicho país árabe, destruido por la criminal invasión estadounidense en el 2003 - para derrocar al Presidente Saddam Hussein y apoderarse de sus inmensos recursos de gas y petróleo - con el pretexto que poseía “armas de destrucción masiva” algo que se demostró hasta la saciedad que jamás existieron, pero el daño ya estaba hecho. Desde entonces, surgieron en el lugar sangrientos grupos terroristas como ISIS (financiados tanto por EE.UU. como por Arabia Saudita y entrenados por la Mossad israelí, para “justificar” la presencia de los estadounidenses en esa estratégica zona del planeta) quienes cometieron toda clase de atrocidades contra la población civil, ensañándose especialmente con las minorías cristianas de oriente. Como sabéis, en dichos lugares, el mundo cristiano no presenta el espectáculo de alianzas sistemáticas de las jerarquías con el poder político como en occidente. Con excepción del paréntesis de la era bizantina, los cristianos de oriente, reunidos en el hogar común de iglesias discretas, han vivido una vida reservada, subyugados y a menudo hostilizados por el Islam, cuyas acciones criminales en contra de dichas minorías, amenazan con la extinción de los cristianos más antiguos del mundo. A lo largo de los dos mil años, allí en el Medio Oriente, de donde es originario el cristianismo, han vivido comunidades de esa fe, primero como una secta, algunas encumbradas una vez a nivel imperial, y la mayor parte del tiempo sobreviviendo los avatares de una historia convulsionada debido a la amenaza que siempre han representado los musulmanes para el mundo. En lugares bíblicos, como Nínive, los cristianos se asentaron desde tiempos inmemoriales y conocieron de primera mano la peste judía - aborrecidos y estigmatizados por haber sido los asesinos de Cristo - y luego presenciaron la irrupción del Islam. Si los judíos han sido perseguidos desde entonces con justa razón, los musulmanes son otros enemigos a vencer. De esta manera, cristianos asirios de oriente, católicos caldeos, sirios católicos y ortodoxos griegos, cristianos armenios de diferentes denominaciones, y protestantes herederos de tradiciones europeas, forman hoy todavía una comunidad cristiana asentada en diferentes lugares de Irak, afectada por el proceso violento de destrucción física y anímica desatado con motivo de la monstruosa e injustificada agresión por parte de los EE.UU. contra Irak. En medio de ese clima, que obligó a cada quién a luchar por su supervivencia, la comunidad cristiana se ha visto diezmada y sus ilusiones de vivir en el país se vieron amenazadas no solamente por la hostilidad de los terroristas de ISIS, sino también al estar en medio de las sangrientas disputas entre chiitas y sunnitas, que divide a fondo al mundo musulmán. Cuando Antonis Tritzis era alcalde de Atenas viajó a Bagdad para fortalecer una asociación de capitales vigentes desde de la antigüedad y se encontró con representantes de la Iglesia Ortodoxa Griega de Irak que denunciaron el peligro histórico de una intervención occidental que ignoraba las buenas relaciones y el trato amable que recibían de parte de Saddam Hussein, cuyo principal ministro, el cristiano caldeo Tarek Aziz, era nada menos que canciller y vocero internacional de su gobierno, una realidad ignorada por la propaganda occidental. La misma que tiempo después volvió a atacar, con el argumento falaz de que el líder iraquí “tenía armas de destrucción masiva” cuya existencia nadie ha podido probar, aún luego de haber invadido y arrasado el país. Así como la invasión estadounidense destruyó las ciudades iraquíes -especialmente Bagdad - así numerosos monumentos y tesoros arqueológicos que eran patrimonio de la humanidad, la bestia sionista de ISIS inicio una guerra de exterminio de las minorías cristianas, acusándolas de estar al servicio de los “cruzados” destruyendo sus templos y monasterios, obligándolos al éxodo forzoso para salvar sus vidas, dejando atrás sus territorios ancestrales, y que luego de haber sido millón y medio de feligreses en Irak, ahora no pasarían de doscientos mil. El resto pereció asesinado a manos de esos criminales. Si bien esas bestias sionistas de ISIS fueron exterminadas en Siria por los rusos quienes bajo toneladas de bombas literalmente aplastaron su ilusorio “califato”, aun persisten en Irak, donde aterrorizan a las minorías cristianas. Es en ese contexto que con motivo de la visita del Papa a Irak, el mundo puede ver ahora con mayor distancia en el tiempo, gracias a la publicitada presencia del jefe de la iglesia católica, las consecuencias de decisiones criminales de los EE.UU. cargadas de odio, mentiras e ignorancia y con uso indiscriminado de la fuerza, terminaron por destruir un país que hoy es ingobernable. Decisiones que han quedado en la más completa impunidad, mas no en la de la memoria histórica de los pueblos. Con el daño adicional de haber creado a grupos criminales sionistas, los cuales con sus salvajes acciones de “limpieza” de cristianos y yazidies (estos últimos considerados heréticos por el Islam, y de quienes ya nos ocupamos en una anterior ocasión) completan un cuadro de desencuentro del cual será muy difícil salir.
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