Se trata de una piedra hallada en 1898, en una granja cerca del pueblo de Kensington (EE.UU.) por un inmigrante sueco, llamado Olof Ohman y que contiene un texto en signos rúnicos. La inscripción pretende atestiguar una expedición vikinga a Minnesota en 1362 (130 años antes del viaje de Cristóbal Colón), que acabó en una masacre de los exploradores a manos de los indios. Es una pieza plana, en forma de lápida, de roca basáltica gris, una de las duras piedras sedimentarias de origen glaciar comunes en la región. Tiene un formato similar a una lápida en un cementerio rural sueco. Talladas en una cara y un borde había grabados en letras rúnicas. Posteriores estudios indicaron que llevaba al menos cuarenta años aprisionada entre las raíces. Bellamente trabajada, mide 91,44 cm. de alto por 40,64 cm. de ancho y 15,24 cm. de espesor. El texto parecía atestiguar una expedición vikinga de 1362 en América del Norte, que acabó en tragedia: "cuando volvimos al campamento encontramos a 10 hombres rojos de sangre y muertos", dice un fragmento. A pesar de este “descubrimiento”, desde el principio se dudó de su autenticidad ya que el termino "Opdagelsefard", o Viaje de Exploración, que aparece en el texto, no era usado en 1362, y la frescura de las inscripciones no indica que estuvieron mucho tiempo a la intemperie. Además da la casualidad que su descubridor, era de origen noruego y vivía en una comunidad americana con mucha presencia de inmigrantes nórdicos, donde el viaje de Leif Erickson a Vinlandia era un tema de actualidad y se discutía a menudo de ella. Incluso cinco años antes se había traído una replica del Barco de Gokstad a una exposición colombina de Chicago. Lo cierto es que la piedra "casualmente" se encontró en un lugar en el que la gente se enorgullecía de su herencia escandinava, lo que aumentó las sospechas acerca de su origen. Según el Profesor O. J. Breda, uno de los más destacados estudiosos escandinavos en América, el lenguaje en el que esta escrito es una mezcla de noruego, sueco y algo que parecía inglés antiguo. Sin embargo, en los días de la escritura rúnica, suecos y noruegos eran feroces enemigos, por lo que parece improbable que hubiesen sido socios en una expedición de esa naturaleza. A pesar de tratarse de un fraude, la Piedra de Kensington se ha convertido en un atractivo turístico de la zona, por lo que actualmente se exhibe en el Museo Runestone de Alexandría (Minnesota).