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viernes, 2 de agosto de 2019
EL PALACIO DE FONTAINEBLEAU: Antiguo hogar de los reyes de Francia
Situado a 55 kilómetros (34 millas) al sureste del centro de París, el Palacio de Fontainebleau o Château de Fontainebleau, es uno de los mayores castillos reales de Francia, que sirvió como residencia para los monarcas franceses desde Luis VII hasta Napoleón III. Con más de 1500 habitaciones en el corazón de 130 acres de zonas verdes y amplios jardines, Fontainebleau es el único castillo real e imperial que ha sido continuamente habitado durante siete siglos. Capétiens, Valois, Bourbons, Bonaparte y Orléans, todos miembros de las dinastías dominantes francesas, han vivido dentro de estos muros, quienes se han esforzado por hacer sus propias mejoras en el castillo construido alrededor de la fortaleza original. No es de extrañar que a día de hoy se haya convertido en el cuarto palacio más visitado de Francia, con más de 400.000 visitantes, solo por detrás de Versalles, Chambord y Chenonceau. Como podéis imaginar, la finca se convirtió rápidamente en un gran palacio en el que se han llevado a cabo muchos acontecimientos históricos trascendentales. Durante la Revolución Francesa vivió sus horas más bajas ya que como la mayoría de residencias reales, fue saqueada. Napoleón se encargó de devolverle su grandeza y fue en él donde abdicó en 1814. En sus memorias, no dudó en describirlo como “la verdadera morada de los reyes” y “un palacio intemporal”. Hoy en día, sus aposentos privados y el museo dedicado a su memoria reflejan la esencia de ese pasado imperial. En su interior destacan: La galería de Francisco I, uno de los primeros y mejores ejemplos de decoración renacentista en Francia. Construido originalmente en 1528 como un pasillo entre los apartamentos del Rey con el patio ovalado y la capilla de las Trinitaires, en 1531 Francisco I hizo que una parte de sus apartamentos reales. Decorado en el nuevo estilo renacentista, las paredes superiores están cubiertas por frescos que muestran escenas mitológicas para ilustrar las virtudes del Rey; El salón de baile, se inició originalmente como un corredor abierto, por deseos de Francisco I. En 1552 Enrique II decidió techarlo transformándolo en un salón de recepciones. La ‘H’, la inicial del Rey, es prominente en la decoración, así como figuras de la luna creciente, el símbolo de su amante Diana de Poitiers; Gabinete de Marie-Antonieta, Creado en 1786, permitió a la reina tener un grado de privacidad. La habitación es el mejor ejemplo del estilo decorativo existente antes de la Revolución Francesa, inspirado en antiguos modelos romanos, con detalles delicadamente pintados, camafeos, jarrones, figuras antiguas y guirnaldas de flores sobre un fondo blanco, enmarcados en madera dorada y esculpida. Salón del Trono de Napoleón (antiguo dormitorio del Rey), En 1808 Napoleón decidió instalar su trono en el antiguo dormitorio de los Reyes de Francia. Bajo el Antiguo Régimen, la cama del rey era un símbolo de la autoridad real y por este motivo, Napoleón quería demostrar que su Imperio era la continuidad de la monarquía. La mayor parte del techo es de madera tallada, y se hizo al final del reinado de Luis XIV. Napoleón añadió su inicial y el águila imperial. La decoración alrededor del trono fue diseñada originalmente en 1804 por Jacob-Desmalter para el Palacio de Saint-Cloud, y el trono provino del Palacio de las Tullerias; El Museo Chino, ubicado la planta baja del Pabellón cerca del estanque, fue una de las últimas habitaciones decoradas en el Chateau mientras aún era de una residencia imperial. En 1867, la emperatriz Eugenia mostraba en ella su colección personal de arte asiático, que incluía regalos dados al emperador por una delegación enviada por el rey de Siam en 1861, y otros objetos tomados durante la destrucción y el saqueo del Antiguo Palacio de Verano, cerca de Pekín por una expedición militar británica-francesa a china en 1860. Asimismo, desde la época de Francisco I, el palacio estaba rodeado de jardines. De ellos destacamos tres. El primero El soberano, un parque que cubre 115 hectáreas y cuyo canal de 1,2 km de largo fue utilizado por Luis XIII para hacer navegar un barco. El segundo, el Jardín de Diana o el jardín de la Reina que estaba completamente cerrada por un invernadero construido por Enrique IV. Y por último el Jardín Inglés, hecho por Napoleón al típico estilo ingles y que se encuentra atravesado por un río artificial. Como podéis notar, esto es solo un esbozo de todo lo que se puede encontrar en una visita a Fontainebleau, el cual nos muestra una vista incomparable de la historia, el arte y la arquitectura de Francia.
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