Las noticias provenientes del Medio Oriente generalmente no son nada alentadoras, pero esta es la excepción. En efecto, el Louvre de Abu Dhabi ha anunciado esta semana que abrirá sus puertas al público el próximo 11 de noviembre, a diez años de que se lanzara el proyecto y tras varios retrasos por motivos financieros. El museo, que sus promotores presentan como el primero con vocación universal de la cultura árabe, aspira a transmitir un mensaje de tolerancia reflejando las influencias que distintas civilizaciones han compartido a lo largo de la historia. “Es la respuesta conjunta (de París y Abu Dhabi) a un momento en que la cultura está siendo atacada”, ha declarado la ministra francesa de Cultura, Françoise Nyssen - en referencia a la destrucción de invaluables piezas del patrimonio cultural tanto de Siria como de Irak a manos del hoy agonizante ISIS - durante la conferencia de prensa en la que se ha informado de la fecha inaugural. El museo es fruto de un acuerdo firmado en 2007 entre los Gobiernos francés y emiratí. Según los términos del mismo, el Louvre cede su marca durante 30 años y Francia se compromete a prestar obras de arte, organizar exposiciones temporales, formar profesionales y aportar su experiencia museística, a cambio de mil millones de euros. Para ello, Abu Dhabi, el principal de los siete integrantes de la federación de Emiratos Árabes Unidos (EAU) y sede capitalina, ha financiado el espectacular edificio de Jean Nouvel que va a albergar la pinacoteca, cubierta con una enorme cúpula que le da el aspecto de un OVNI. De momento, de las casi 700 obras que van a exhibirse, la mitad pertenecen a la colección permanente del museo, un avance de la cual se mostró al público hace cuatro años, cuando su apertura se preveía para el 2015. El resto proviene en préstamo de 13 grandes instituciones culturales francesas y entre ellas hay pinturas de Van Gogh, Da Vinci y Monet. Pero el grueso de la exhibición se centra en la historia antigua de las civilizaciones y las culturas, con una galería dedicada a las religiones universales en la que compartirán espacio una página del Corán azul, una Biblia gótica, un Pentateuco, así como textos budistas y taoístas. “Representa nuestra convicción de que las naciones prosperan en la diversidad y la aceptación [del otro]. Envía un mensaje de tolerancia”, ha declarado Mohamed Khalifa al Mubarak, presidente de la Autoridad de Turismo y Cultura de Abu Dhabi, bajo cuya tutela se ha levantado el museo. El Louvre Abu Dhabi, inicialmente programado para el 2012, es el primer paso de un ambicioso proyecto para convertir la isla de Saadiyat en una Ciudad de la Cultura, aspirando a tomar el relevo de los faros del saber que un día fueron Bagdad, El Cairo o Beirut, y convertir el poderío económico de la región en un activo cultural para el mundo. El desarrollo de la isla de Saadiyat, que significa felicidad en árabe, gira en torno a un distrito cultural en el que van a construirse cuatro museos, un centro de artes escénicas y 19 pabellones para exhibiciones temporales. De la envergadura de los objetivos dan cuenta los arquitectos elegidos para firmar algunas de esas obras. Frank Gehry para el Guggenheim, Jean Nouvel para el Louvre-Abu Dhabi, Zaha Hadid para el auditorio y Tadao Ando para el museo marítimo. Sin embargo, la crisis financiera del 2009, las revueltas árabes patrocinadas por la CIA en el 2011, la creación de ISIS por parte de los EE.UU. y Arabia Saudita para desatar el terror y la violencia para ‘justificar’ así el intervencionismo estadounidense en la región y los bajos precios del petróleo de los dos últimos años, han ralentizado los proyectos y rebajado su alcance.