Dicen las leyendas celtas que el rey Arturo nació entre los acantilados de Tintagel, al suroeste de Inglaterra. Es una de las pistas que tienen los historiadores para averiguar si realmente existió o fue un personaje literario desde el principio. Sin embargo, un hallazgo arqueológico podría arrojar luz en esta búsqueda. Como toda la región de Cornualles, Tintagel es un lugar de belleza imponente y clima severo. Los turistas se pasean por las ruinas de su castillo y buscan la entrada a la cueva de Merlín, imaginando que hace 1.500 años pasaban por ahí el rey Arturo o los caballeros de la Mesa Redonda. A poca distancia del lugar, los arqueólogos han desenterrado las impresionantes paredes de lo que podría ser un palacio real del siglo V o VI, la época en la que se basa la leyenda. Según publica The Independent, es la primera vez que se descubre en Gran Bretaña un edificio importante de los llamados años oscuros. Pero además está exactamente en el lugar donde, de acuerdo con la tradición medieval, nació Arturo de la unión ilícita entre un rey británico y la bella esposa de un gobernante local. Así lo narra la Historia Regum Britanniae (Historia de los reyes de Bretaña), escrita por el clérigo Geoffrey de Monmouth en el año 1136, un siglo antes de que se levantara el castillo por el que hoy pasean los turistas de Titagel. Las excavaciones han dejado al descubierto una construcción muy anterior, que pudo ser el lugar de residencia de los gobernantes de un antiguo reino del suroeste británico, conocido como Dumnonia. Los investigadores, financiados por el gobierno del Reino Unido a través de English Heritage, han dejado al descubierto enormes muros de mampostería de un metro de espesor, suelos pavimentados con piedra laja y escalones. También encontraron numerosos fragmentos de cerámica y vidrio, así como ánforas en las que se transportaba el vino o el aceite de oliva, lo que sugiere que los habitantes del palacio pertenecían a las clases altas de la sociedad. Se trata de un hallazgo sin precedentes que, sin duda, reabrirá el debate milenario sobre la existencia del rey Arturo. Hasta la fecha no ha habido una prueba histórica que pueda corroborar la existencia del personaje, pero este hallazgo incentivará a los historiadores a escudriñar ese oscuro pasado: "Este descubrimiento en Tintagel transforma nuestro entendimiento del lugar, revelando la intrigante imagen de los siglos posteriores al colapso del Imperio Romano, una era muy poco conocida", afirmó uno de los investigadores, Win Scutt.