Las alas de mármol de la Victoria de Samotracia vuelven a deslumbrar a los visitantes del Louvre desde que lo hicieran por última vez en julio del 2014, tras un año de restauración. En efecto, tallada en el siglo II a.C. rindió pleitesía a los grandes dioses helenos desde la Samotracia griega por las victorias navales de sus patrocinadores. El paso del tiempo la enterró y la despedazó hasta que en 1863 el arqueólogo francés Charles Champoiseau la descubrió en el santuario de la isla del mismo nombre, al norte del mar Egeo. Desde entonces, varias restauraciones han despertado a la diosa alada que palpita en estos dos metros y medio de mármol ingrávido y perfecto. La cuarta y última, iniciada en 2013, ha sido la más profunda, y el Museo del Louvre muestra, hasta el 15 de junio, el desarrollo de todas ellas en esta brillante exposición. La muestra detallará a los visitantes las peripecias de la Victoria desde su hallazgo en el Santuario de los Dioses en la isla de Samotracia, y cómo sobrevivió a los avatares de los siglos XIX y XX. También se mostrará al público por primera vez fragmentos del ala y del brazo derechos, que han permanecido preservados por el museo hasta ahora. Pero no solo eso. Esta última intervención ha revelado detalles como la naturaleza del color y las tintas que teñían originalmente el mármol de la escultura, conclusiones minuciosamente reflejadas en la documentación expuesta. Como sabéis, la diosa alada reposa sobre una base de mármol gris que emula la proa de un navío. La altura del conjunto en su emplazamiento de origen se estima en unos cinco metros -actualmente es de 5,7 m- , y en la exposición es posible contemplar una figura similar en monedas griegas acuñadas por Demetrio Poliorcetes, un tetradrecma datado entre los años 301 y 292 antes de Cristo. La restauración ha permitido recolocar en su lugar trece fragmentos de los 30 conservados en el museo. Niké, su nombre griego, ha recuperado una mecha de su moño y tres plumas de su ala izquierda para seguir reinando en el Louvre junto con La Gioconda y La Venus de Milo.La operación ha costado cuatro millones de euros (5,4 millones de dólares), uno de ellos reunido gracias a 6.700 donantes y el resto por grandes mecenas franceses y extranjeros.Desde que Champoiseu la devolvió al aire, hace ya siglo y medio, la Victoria de Samotracia ha fascinado a artistas y a estudiosos del arte clásico griego. Y por lo visto, continuará haciéndolo.