SONIDOS DEL MUNDO
viernes, 5 de octubre de 2012
A HISTORY OF THE WORLD IN 100 OBJECTS: Un recorrido insólito por las vitrinas del tiempo
«Como se sabe, la historia la escriben siempre los vencedores de acuerdo a su conveniencia y el British Museum está lleno de muchos de esos 'tesoros' robados de lejanas conquistas, que salen prodigiosamente al encuentro de los visitantes en un centrifugado de antropología, cultura e historia único en el mundo» así de alto apunta el director del museo, Neil MacGregor,en el prólogo de «La historia del mundo en 100 objetos» siguiendo los pasos del programa que marcó un hito en la BBC. «Desde 1753, ésta ha sido siempre una colección de todo el mundo para todo el mundo.Y cada cual tiene la oportunidad de crear aquí su propia historia de la historia,a través de pequeños objetos que tal vez nos pasan desapercibidos, pero que nos dicen mucho de todo lo que ha sido hasta ahora la humanidad» presume el autor de esta monumental obra. El libro es un viaje en el tiempo a lo largo y ancho de la Tierra en el que se repasan 2 millones de años de Historia exclusivamente a través de objetos diseñados y construidos por el ser humano. Toda clase de elementos representativos de un momento histórico, elaborados y luego admirados, preservados o utilizados, abandonados u olvidados. Objetos de distintos puntos geográficos y culturas del mundo, desde la Piedra Rosseta hasta una tarjeta de crédito, todos procedentes de la vasta colección del Museo Británico, y mudos testigos de grandes historias y los cambios trascendentales de la Humanidad. Un auténtico reto que ha requerido el trabajo de 100 comisarios durante cuatro años para poder completarlo y ofrecerlo al público.Sobre el origen de estas piezas expoliadas, McGregor no quiere entrar en el debate sobre si las momias, las esfinges y los frisos del Partenón,por ejemplo, deberían volver a sus lugares de origen en aras de la justicia histórica. De momento «aquí están, en el British Museum, posiblemente el mejor lugar del mundo donde se pueden mirar, admirar y comparar» asevero. En los cien capítulos de este volumen, los conservadores del museo se valen de sus riquísimos fondos para dar voz a las culturas que fueron silenciadas en cada época por los vencedores.«Toda historia es una creación poética», admite MacGregor. Pero poética no quiere decir justa: «La Historia la ha escrito Europa, y el resto de los pueblos no aparecen en ella hasta que interactúan con los europeos.Es por ello que los objetos se ocupan de contarnos la otra parte», insistió. «Con esta nueva perspectiva, podemos llegar a descubrimientos sorprendentes e insospechados. Pero no se trata de una Historia de batallas importantes o acontecimientos claves, ya que los objetos lo que cuentan es la que forma en que una sociedad piensa; y éstos, además, tienen un biografía. Durante cientos de años los objetos han viajado y todo eso se representa en ellos, que cuentan cómo ha cambiado el mundo».La Piedra Rosetta es un ejemplo de que la función de los objetos es muchas veces más importante que la pieza en sí. No sería el artículo que más colas genera en el museo, si no fuera porque conserva el mismo texto en griego clásico, egipcio antiguo y escritura jeroglífica, lo que permitió a los expertos descifrar algunos de los grandes misterios de la rica civilización de la orilla del Nilo» puntualizó. En suma, se trata de un vertiginoso viaje en el que la Historia se convierte en un caleidoscopio que ofrece una sorprendente y atractiva perspectiva de nuestro mundo desde sus orígenes hasta nuestros días.
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