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viernes, 5 de septiembre de 2014
ANCIENT LIVES, NEW DISCOVERIES: El Museo Británico explora con tecnología digital ocho de sus momias más notables
Padiamenet tenía dos trabajos en el templo egipcio de Ra, en Tebas (actual Luxor): era el jefe de los guardias que custodiaban la entrada y el barbero de los sacerdotes, una actividad que también desempeñaba en el templo de Amón. El hombre medía 1,70, sufría de ateroesclerosis (acumulación de grasa en las arterias) y tenía numerosos abscesos dentales. Vivió en el año 700 antes de nuestra era, durante la dinastía XXV. Cuando murió tenía entre 35 y 50 años y sus restos fueron embalsamados y depositados en un espléndido sarcófago policromado. Hubo un par de pequeños contratiempos en el proceso, uno de ellos derivado de la altura del difunto, demasiada para entrar en el sarcófago. Hubo que modificarlo para que entraran los pies. Sabemos tanto sobre su vida porque Padiamenet es ahora una de las momias más preciadas de la colección del Museo Británico de Londres. Junto a otros siete ejemplares, recientemente fue sometido por los investigadores del centro a nuevas pruebas que han permitido conocer detalles sobre su pasado y el de la sociedad que lo embalsamó. Con una selección de ocho asombrosas momias, la exposición titulada Ancient lives, new discoveries (Vidas antiguas, nuevos descubrimientos), en el Museo Británico que se exhibirá hasta el 30 de noviembre, es la prueba de cómo los avances científicos y tecnológicos han permitido ahondar en el estudio de los restos humanos de la antigüedad. Saber más de las personas. Aunque la primera momia entró en la colección del museo en 1756, hasta los años sesenta no se examinaron por dentro. Fue entonces cuando se las analizó por primera vez con rayos x, en los noventa las sometieron a la primera tomografía axial computarizada (TAC) y los descubrimientos que permitieron las pruebas perfilaron la ciencia médica como una herramienta eficaz para descubrir también el pasado. En la muestra interactiva - con imágenes digitales y gráficos en 3D - el visitante puede explorar de manera virtual el interior de los sarcófagos, comprobar el estado de conservación de los cadáveres bajo las mortajas y saber más de las ocho personas que habitaron en el Valle del Nilo hace miles de años y que fueron embalsamadas con las más depuradas técnicas del momento. Los ejemplares (procedentes de Egipto y Sudán) abarcan un periodo de tiempo de 4.000 años, desde el periodo predinástico a la era cristiana. Los organizadores han puesto especial énfasis en revelar diferentes aspectos de la vida y los rituales funerarios a partir de la vida de las ocho personas, completando la narrativa con objetos de la colección como amuletos, instrumentos musicales, comida, recipientes. Destacan que la momificación se aplicaba a personas de diferentes rangos sociales, no era exclusiva de los faraones. Asimismo las momias descubren breves biografías como la de un niño de más o menos dos años de edad que vivió entre el año 40 y el 60, la de adulto con graves problemas dentales que con seguridad sufrió de terribles dolores, la de una niña que ya con siete años cantaba en el templo de Amón - un privilegio que tuvo que ver sin duda con que perteneciera a una familia de alto rango - y que, dentro del sarcófago, conserva incluso el pelo en buen estado.En el apartado de la página web del museo dedicado a la muestra, hay información sobre cada pieza, fotos y vídeos de testimonios de especialistas que cuentan a qué se dedicaban las personas, qué se sabe de su vida, qué tienen de particular con respecto a otras, qué significan los símbolos que adornan los sarcófagos. Las momias se presentan así como piezas que no sólo preservan restos mortales, sino que hablan de los aspectos más terrenales de vidas de hace miles de años.
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