En lo que constituye un nuevo paso en su polémica y cuestionadísima carrera “artística” (?), el británico Damien Hirst abrió hace poco la galería Newport Street al sur de Londres y anuncio que incursionará en la curaduría. En efecto, dicho museo “sin ánimo de lucro” le costó al controvertido “artista” 37,9 millones de dólares y en este expondrá más de 3.000 piezas de su colección personal, que incluye obras de Andy Warhol, Francis Bacon y Jeff Koons. También exhibirá obras de sus contemporáneos como Tracy Emin y Jenny Saville, quienes forman parte del movimiento YBA (artistas jóvenes británicos). Además, contará con un almacén de libros y en el futuro tendrá un restaurante. El artista insistió que no exhibirá en la galería “por el momento” sus infames obras que le han valido la condena unánime de todos los entendidos en la materia, como la famosa pieza de un tiburón conservado en formol, las mariposas disecadas o los gabinetes gigantes de farmacia. Y es que a diferencia de la opulencia que caracteriza su “trabajo” - por así decirlo - el edificio tiene una fachada simple de ladrillo, remodelada por el reconocido arquitecto Caruso St. John. A sus 50 años, Hirst es el “artista” más rico de Gran Bretaña, con una fortuna estimada de 332.420 millones de dólares. Sus críticos dicen que debería limitarse a la curaduría pero la directora de la colección, Kate Davies, asegura que prepara un nuevo trabajo en secreto y lo presentará en el 2017. "Aquí no hay ningún plan oscuro ni escondido, el objetivo de Damien es compartir su colección con el público, para ello se harán exposiciones de individuos y de grupos" aseveró Davies, tratando de ser creíble. Sin embargo, medios especializados en asuntos artísticos como Artnews o The Art Newspaper vinculan la fundación del museo a los tejemanejes económicos del “artista” conceptual que, a sus 50 años, busca un nuevo modelo de comerciar con su obra. Como sabéis, el mercado de Hirst anda en decadencia, según aseguran los medios citados. En el 2008 montó su propia venta en Sotheby's saltándose marchantes e intermediarios y alcanzando 150 millones de euros. Por entonces, su marchante, Jay Jopling, de White Cube Gallery, resultó ser uno de los pujantes anónimos. El sector se lo tomó mal. Oliver Barker, vicepresidente de Sotheby's en Europa, declaró al Wall Street Journal lo siguiente: "Nadie de nosotros intentó devaluar su mercado, pero luego de aquella venta fraudulenta, el encanto de Damien Hirst desapareció. Hoy sólo es una sombra que trata de resurgir a base de hacer negocio con su obras” sentencio, y no le falta razón. Solo espero - agrego yo - que cuando este mercenario pase a mejor vida, su cuerpo sea conservado en formol y exhibido de la misma manera como el hizo con aquellos pobres animales ¿no os parece?