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En un shopping, por ejemplo, un cartel muestra a una pareja de la mano cruzada por un círculo rojo: No besarse ni dar muestras abiertas de afecto en el centro comercial, reza. Una revista local advierte que "publicaciones internacionales y diarios vendidos en Dubai están abiertos a censura", y se sabe que las escenas eróticas son cortadas en todas las películas exhibidas en la ciudad. Mejor es admirar los prodigios arquitectónicos de una ciudad que cuenta con 600 rascacielos (imposible calcular con exactitud porque siempre hay alguno de estreno). Quien haya visitado ciudades como Shanghai o Hong Kong tal vez no se deslumbre con el dato, pero si se tiene en cuenta que antes de 2000 había en Dubai un solo rascacielos de más de 300 metros (el Burj al Arab), entonces cambia la cosa. De todos los rascacielos, la torre Burj Khalifa le saca al menos medio cuerpo al resto. Hay que torcer mucho el cuello para poder ver el extremo de esta aguja que perfora el cielo y que ha dejado pequeños a todos los edificios del planeta. La torre más alta del mundo alcanza los 828 metros, aunque sólo se puede subir hasta el piso 124, a 442 metros del suelo. Más que eso, y estaríamos mirando nubes en lugar de edificios a medio terminar, el océano envuelto por una luz brumosa y, allí donde se levanta la última estructura de vidrio y acero, encontramos el desierto polvoriento y abrazador.Kilómetros y kilómetros de arena y calor que pareciera no tener fin.
Probablemente no haya lugar en el mundo donde se construya tanto y tan rápido, ya sea en altura como hacia dentro del mar. Sería un desafío tratar de nombrar todos los complejos, parques de diversiones, malls, hoteles de superlujo y hasta microciudades que planean inaugurarse en el futuro inmediato en Dubai. Entre los más espectaculares seguramente estén Mohammed bin Rashid City, que tendrá el centro comercial más grande del mundo (desplazando del Guinness al Dubai Mall), el lago artificial más grande del mundo (no bastaba con un solo récord), canchas de golf y un parque público más grande que el londinense Hyde Park. Y está en construcción otro proyecto que, como muchos de los que surgen aquí, parece diseñado por un niño: Dubailand. De hecho será un complejo de entretenimiento dos veces mayor que Disneylandia. Que tendrá, entre otras cosas, una copia de Venecia, de la torre Eiffel y de las pirámides de Egipto..., incluso de mayor tamaño que los originales. Y si faltaban inauguraciones, el ultramoderno aeropuerto de Dubai quedará como un segundón cuando termine de levantarse, en 2027, la terminal más grande del mundo, en la que ahora mismo trabajan sin descanso más de 12.000 operarios para finalizarlo. Así es Dubai, la de los récords, los aviones, los interminables edificios y los proyectos más insólitos y extravagantes que uno pueda imaginar. Sin embargo no todo lo que brilla es oro, porque sus reservas de petróleo se agotarían en unos 10 o 20 años según todas las fuentes consultadas.
Preparándose para ese futuro no tan lejano, la ciudad más grande de los EAU diversificó sus negocios y apostó al comercio global: estableció un beneficioso régimen de impuestos (son casi inexistentes), se convirtió en la meca de las inversiones internacionales y multiplicó su población por diez. Hoy roza los 2 millones de habitantes, 80% de los cuales son extranjeros. De éstos, una mínima parte exhibe pasaportes de Primer Mundo. El resto son asiáticos que trabajan por salarios mínimos y en condiciones laborales extremamente duras que han levantado quejas de varios grupos de derechos humanos. Sin mano de obra importada, Dubai no podría seguir creciendo a ese ritmo (la crisis inmobiliaria de 2008 quedó definitivamente atrás), persiguiendo su otro gran objetivo: instalarse como uno de los destinos turísticos más importantes del mundo. Ello explica no sólo el despliegue de hoteles, torres, shoppings o centros de entretenimiento, sino también la creación de una aerolínea como Emirates, que trae y lleva gente de todos los rincones del planeta (y hoy es una las mejores). Los números acompañan lo que en principio parecía un sueño ambicioso. Ya en 2010 Dubai era el séptimo destino más visitado del mundo, y en 2012 alcanzó los 10 millones de visitantes (un 100% más que en 1993; en tanto, los turistas sudamericanos crecieron un 18% en 2013 respecto a 2012). Para 2015 espera llegar a los 15 millones de turistas y para 2020, a los 20 millones. Ya se sabe que, para el sheikh, la palabra imposible simplemente no existe ... al menos por ahora.