viernes, 25 de abril de 2025

BASÍLICA DE SAN PEDRO: Una iglesia monumental única en su concepción

Ubicada en la Ciudad del Vaticano, en Roma, su origen se remonta a su construcción en el siglo IV por el emperador Constantino, en el lugar en el que se encontraba el sepulcro del apóstol Pedro. Esta primera iglesia obedecía a un planteamiento revolucionario, ya que supuso la adopción para los templos cristianos de un tipo de edificio, la basílica, que en el mundo romano se usaba para la actividad política y se localizaba en el foro. San Pedro surgió así como un espacio de grandes dimensiones, dividido en tres naves porticadas, en cuyo extremo se colocó un altar. Frente a los espacios bajos y recogidos de la arquitectura abovedada del Imperio romano, la basílica constantiniana destacaba por su elevación. El techo era de madera y sus grandes columnas, reutilizadas de otros edificios romanos y por ello de formas muy variadas, alcanzaban los nueve metros de altura. Dos de ellas, de mármol negro africano, se conservan todavía hoy, situadas a ambos lados de la puerta central de la basílica renacentista. Su suntuosa decoración interior presentaba policromías y mosaicos habituales en la arquitectura paleocristiana. Con el paso de los siglos, la basílica romana sufrió un inevitable deterioro que se agravó durante el siglo XIV cuando los papas trasladaron su sede a la ciudad francesa de Aviñón. Fazio Degli Uberti, poeta florentino de la época, escribió sobre Roma que “parecía una anciana, y tristes eran sus ropas […] su vestido viejo y ajado”. San Pedro simbolizaba como ningún otro edificio la decadencia de la capital de la Cristiandad. Sus frescos estaban cubiertos de polvo y algunos muros amenazaban con derrumbarse. Por otra parte, a lo largo de los siglos se habían llevado a cabo numerosas modificaciones y añadidos en la basílica, que alteraron su concepción original. Según el testimonio de un peregrino inglés que estuvo allí hacia el año 1344, “si uno pierde a su acompañante en esta iglesia, es posible que tenga que buscarlo durante todo el día, tal es su tamaño y tan numerosa la muchedumbre que corre de un lugar a otro, prodigando en las capillas besos y plegarias”. Un siglo más tarde, San Pedro era todavía una enorme basílica medieval, cargada de simbolismo, pero en estado de ruina. Se encontraba rodeada por una amalgama de edificios con diferentes fachadas y estructuras. Y el espacio que precedía al conjunto era, literalmente, un descampado. En el siglo XV, con la llegada del Renacimiento, se realizaron diversos estudios sobre el estado en que se encontraba el principal templo de la Cristiandad. Así lo hizo el arquitecto florentino y funcionario papal León Battista Alberti, en diversos análisis recogidos en su tratado De re Aedificatoria (1450). En este documento, Alberti informaba sobre la proliferación de capillas, las modificaciones realizadas en las decoraciones de las puertas, las reparaciones de los tejados y los defectos de la estructura: “En la basílica de San Pedro he podido observar un elemento resuelto de forma burda; un muro extremadamente alto y largo que ha sido construido sobre una serie continua de aperturas, sin ningún arco para darle fuerza ni ningún contrafuerte que lo soporte. El muro ha sido perforado por demasiados huecos a lo largo de toda su extensión, y se ha construido en un lugar donde enfrentará toda la violencia del Aquilón [el viento del norte]. Como resultado, la continua fuerza del viento ya ha desplazado el muro en su vertical más de seis pies.No tengo ninguna duda de que, finalmente,alguna
pequeña presión o el más ligero movimiento hará que el muro se derrumbe”. Todo ello hacía urgente emprender una restauración a fondo de la basílica. El papado, que en 1420 había retornado a Roma de la mano de Martín V, propugnaba un renacimiento de la Iglesia Católica que pasaba por recuperar la gloria pasada de las iglesias y monumentos de Roma, entre ellos la basílica de San Pedro. En lugar de una restauración, se optó por construir una nueva basílica según las líneas del arte renacentista. Fue el papa Nicolás V quien en 1447 decidió que para simbolizar el regreso de la Iglesia al Vaticano se precisaba una construcción en la cual se reconociera una nueva etapa para la Iglesia Católica. Era necesario anunciar que la Iglesia volvía a la ciudad con su poder terrenal y espiritual. Era necesario refundar Roma. El proyecto de Donato Bramante para la basílica de San Pedro, aprobado por el papa Julio II en 1506, planteaba un diseño en forma de cruz griega, con todos los brazos de la misma longitud, en contraste con la cruz latina de la basílica constantiniana. El modelo de cruz griega nació en las iglesias ortodoxas del Imperio romano de Oriente, herederas a su vez de santuarios de origen persa. Adoptar esta tipología suponía romper con la tradición latina y el modelo de basílica romana. Bramante pretendía que San Pedro de Roma simbolizase la renovación de la Cristiandad, por lo que debía diferenciarse de cualquier otra iglesia católica, pero otros lo vieron como una traición a los antepasados. En las décadas siguientes se mantendría la vacilación entre ambos modelos. Rafael Sanzio abogó por la planta de cruz latina, mientras que Antonio da Sangallo, Baldassare Peruzzi y Miguel Ángel retornaron a la forma de cruz griega de Bramante. Finalmente, Carlo Maderno instauró el modelo latino definitivo, aunque conservando el diseño del crucero propuesto por Bramante como espacio central. Finalmente Miguel Ángel fue nombrado arquitecto pontificio en 1546, cuando tenía 72 años. En la correspondencia con Vasari, su primer biógrafo, Miguel Ángel escribió: “Creo que Dios me ha confiado esta obra”. Enseguida elaboró un nuevo proyecto para San Pedro que, en respuesta a los defectos del de Sangallo, proponía eliminar los campanarios y todo exceso ornamental para engrandecer la cúpula central y conseguir así una mejor iluminación en el interior. Además, sus naves eran más pequeñas, lo que debía abaratar la construcción. Miguel Ángel siguió muy de cerca el avance de las obras. “Si se pudiera morir de vergüenza y sufrimiento, yo ya no estaría vivo”, dijo tras la demolición del techo de una capilla mal diseñada. Al ser nombrado arquitecto pontificio en 1546, Miguel Ángel recuperó el modelo de planta central propuesto por Bramante, pero aumentando la luminosidad mediante una cúpula mayor que debía reposar sobre un tambor aún más elevado. La influencia de Brunelleschi es patente en el diseño de esta nueva cúpula. El arquitecto escribió a Florencia en 1547 solicitando detalles técnicos de la cúpula de Santa Maria dei Fiori, cuyo diseño de doble cascarón estaba a su vez inspirado en el Panteón de Roma. Se buscaba crear así un efecto que engrandeciera la luz natural, mostrando al visitante una piel interior de gran ligereza sostenida gracias a la estructura exterior más pesada. La piel interior, construida desde dentro, es totalmente hemisférica, mientras que la exterior tiene una forma ovoide más resistente. Miguel Ángel no llegó a ver terminada la cúpula, y ni siquiera comenzó su construcción. Su diseño fue heredado por Giacomo della Porta, quien se encargó de adaptar el proyecto y de dirigir las obras, que finalizaron en 1590. La forma definitiva de la basílica de San Pedro quedó fijada por el arquitecto Carlo Maderno en 1607.Su objetivo era dar
coherencia a una iglesia que, tras más de un siglo de obras, aún no se había terminado y en la que se combinaban secciones nuevas con otras de más de un milenio de antigüedad. Maderno, sobrino de Domenico da Fontana, extendió las tres naves de acceso a la basílica para otorgarle una estructura definitiva de cruz latina. Esta prolongación provoca un interesante efecto espacial, pues al entrar en el templo el visitante no puede evitar dirigir la vista hacia la cúpula mientras avanza en línea recta. Heinrich Wölfflin, historiador del siglo XIX, llamaba a este efecto “espacio dirigido hacia el infinito”. Hay que tener en cuenta, por otra parte, que San Pedro es una iglesia monumental única en su concepción, pensada para el peregrinaje y los actos multitudinarios y no para las ceremonias de culto convencionales. El proyecto de Maderno incluía la actual fachada de la basílica, que fue terminada en 1615. Su diseño difería notablemente de las propuestas anteriores y desde el primer momento fue objeto de críticas por su estilo demasiado recargado y por el hecho de que el ático ocultaba a la vista parte de la cúpula mayor. Según el especialista James Lees-Milne, “hasta el más imparcial de los críticos admite que [la fachada] fue un error y algunos son de la opinión de que es ni más ni menos un desastre”. Maderno también proyectó dos brazos laterales terminados en campanarios, que nunca se construyeron. La decoración interior de San Pedro se emprendió bien entrado el siglo XVII y refleja el estilo barroco del momento. Su principal artífice fue el genial escultor Gian Lorenzo Bernini, que gozó del patrocinio del papa Urbano VIII. La primera gran aportación de Bernini fue el baldaquino que se levanta sobre el altar mayor, erigido entre 1626 y 1633. Su altura de 28,5 metros, sus cuatro columnas salomónicas y sus decoraciones generan un efecto tensionante que llena de fuerza el espacio central de la basílica. La propuesta del baldaquino inspiró la remodelación y decoración tanto de los pilares centrales como de las columnas de la nave principal, marcando el estilo que se terminaría extendiendo por todo el edificio. Cada rincón del espacio interior contiene decoraciones referidas a santos y pontífices, a menudo enmarcados por motivos vegetales. En las pilastras de la nave central hay medallones con retratos de los primeros papas, sostenidos por ángeles. Bernini también se encargó en persona de esculpir la estatua de san Longinos como parte del crucero central, dedicada al centurión romano que atravesó el costado de Cristo con su lanza. En 1655, el papa Alejandro VII encargó a Bernini el proyecto de dos columnatas que encerraran la plaza de San Pedro, delimitando el espacio que precedía a la basílica. Bernini diseñó dos grandes brazos de sobrias columnas dóricas, los cuales forman una elipse con el obelisco en su centro. Del final de estas columnatas nacen dos brazos rectos que componen un trapecio con la fachada de la basílica, creando un segundo espacio de recepción. Este diseño provoca un efecto óptico que parece acercar la fachada de San Pedro a la plaza elíptica, corrigiendo en parte la horizontalidad del diseño de Maderno. Bernini planteó una tercera columnata que enmarcaba el acceso a la basílica desde el puente de Sant’Angelo, lo que suponía derribar parte de las viviendas del barrio frente al Vaticano, el Borgo. Pero ni su proyecto ni otros parecidos planteados posteriormente llegaron a realizarse. Al final fue el Duce Benito Mussolini quien, en 1937, abrió una calle monumental conocida como Via della Conciliazione, terminada en 1950. La imponente basílica ha seguido transformándose desde entonces, a través de sus representaciones en los grandes medios, el cine y la televisión. Sigue siendo un símbolo vivo, siempre adaptado al signo de los nuevos tiempos.

viernes, 18 de abril de 2025

UNA PREGUNTA INCÓMODA: ¿Fue Jesucristo un revolucionario?

Conocer a fondo y toda la verdad, sobre la vida de Nuestro Señor Jesucristo es muy difícil, debido a que su historia se comenzó a escribir hasta 70 años posteriores a su crucifixión, lo cual ha provocado incertidumbres y dudas de parte de algunos estudiosos acerca de su existencia y de su martirio en la cruz. Pero en este caso, el historiador judío Flavio Josefo, quien vivió en esa misma época, comprueba en sus escritos la existencia de Jesús, de quien dice muy brevemente: “Fue un hombre de bien. Admirado por muchos y que sanaba”. Durante ese largo período de tiempo se pudo haber perdido bastantes elementos históricos valiosos que comprueben muchas verdades acerca del Mesías. Además de la acción (censura) de la Iglesia Católica de aquellos tiempos de hacer desaparecer grandes cantidades de textos sobre la historia del cristianismo primitivo y el acaparamiento de libros en la Biblioteca del Vaticano que versan sobre la verdadera historia del cristianismo, se nos hace muy difícil conocer en su totalidad sobre la vida de Jesucristo, su familia y amigos, su relación con sus apóstoles, sus enseñanzas y obras, costumbres y estilo de vida. Y otras cosas más. Pero gracias a muchos estudiosos, teólogos, historiadores e investigadores, podemos conocer algunos rasgos históricos de quién era y qué hizo en vida. Pero, ¿Jesús de Nazaret fue un revolucionario? Desde el primer momento en que su primo, Juan el Bautista, lo anuncia como El Mesías, se creó un gran revuelo en los diferentes estratos del pueblo judío, sobre todo entre los grandes jerarcas del poder religioso-político-económico, representado en El Sanedrín. Si, el revolucionario es el que lucha o se esfuerza por cambiar esquemas y estructuras que no satisfacen o no cumplen con sus funciones correctas, entonces Jesucristo fue un revolucionario. El Ungido se presentó como el Hijo de Dios, ofreciendo un mundo mejor y una nueva forma de práctica de vida moral-religiosa y a amar al prójimo. Criticaba a los jerarcas religiosos, se enfrentó a ellos y los llamaba hipócritas por el comportamiento indigno de estos, ya que se contradecían con las Sagradas Escrituras, las cuales el Maestro conocía muy bien. No cabe la menor duda de que el contenido de sus prédicas y enseñanzas enojaban y preocupaban muy seriamente a las máximas autoridades judías, porque sus mensajes y sermones eran totalmente diferentes a los tradicionales del judaísmo. Sus formas y estilos de predicar, y de hacer proselitismo religioso fueron novedosos en su época, como el andar en grupos predicando en diferentes lugares, así como también las prácticas de sanación a los enfermos y resucitación de algunos muertos. Sin lugar a dudas fue, más que todo un revolucionario místico-espiritual-pacifista. Su doctrina religiosa se ha perpetuado a través de los tiempos. Es importante hacer ver que en el contexto histórico-político en que vivió el Hijo de Dios, fue muy difícil, debido a que el Imperio Romano tenía dominada Palestina, la cual pertenecía a la provincia de Siria. Es por eso que el pueblo judío esperaba a un Mesías Libertador, para que los liberara de los invasores. Para los hebreos fue un hecho vergonzoso y humillante el haber estado bajo la ocupación de los romanos, quienes los humillaban y los trataban con mucho desprecio en su propia tierra, hasta llegar a ofender sus creencias religiosas y profanar sus sinagogas, las cuales eran muy sagradas para ellos. Había mucho descontento entre la población por tal situación. El país estaba convulsionado y hubo resistencia militar a través de la táctica militar, que hoy conocemos como guerra de guerrilla, pequeños grupos que atacaban a la guarnición romana y luego huían, para refugiarse en el desierto. Barrabás, sí, ese mismo, el que fue presentado ante la multitud por el gobernador romano, Poncio Pilatos, para que escogieran entre Jesús y Barrabás, para ser liberado y que a grandes gritos influenciados por el demonio dijeron: ¡A Barraaabás…A Barraaabás! Este vil sujeto fue un sedicioso y conspirador contra los romanos, que fue capturado por sus acciones durante la celebración de la fiesta judía de la Pascua. Se le acusaba de ladrón y homicida. Para muchos judíos, Barrabás era la opción militar para combatir a los romanos. Por tal motivo la multitud lo prefirió a él. Cuando Pilatos dijo “Soy inocente de la sangre de este justo” los judíos gritaron “Que su sangre caiga sobre nosotros y nuestros hijos” convirtiéndose de esta forma en un pueblo maldito y despreciado por el mundo. A diferencia de Barrabas, todo lo contrario fue Nuestro Señor Jesucristo, que cuando le preguntaron si se debía pagar el diezmo (impuesto) a los romanos, él fue muy elocuente con su respuesta: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Siempre se ha considerado esta frase como un gesto de sumisión y de resignación, pero tal vez esto obedezca a que la vida del Maestro estaba más enfocada a la parte religiosa y espiritual que política. Es más, Jesús, al ser entregado, no pronunció palabra para defenderse en contra de aquellos que lo iban a crucificar, incluso, en la última cena le dio la oportunidad a Judas de arrepentirse. En Mateo 26:47-56 vemos la postura clara de Jesús ante la violencia, llamándole amigo a aquel que lo estaba entregando (Judas). Incluso exhortó a su discípulo Pedro cuando trató de defenderlo, rebanando la oreja a uno de lo que venía a llevarse a su maestro, Jesús inmediatamente sanó su herida y se entregó. Fue más que todo un predicador de paz, amor, perdón y solidaridad humana. Jesús no arrebató la vida de su prójimo para cumplir su misión, él entregó la suya. No fue por ello un revolucionario en el contexto que nosotros conocemos. Pero sus prédicas y enseñanzas sí revolucionaron o cambiaron una gran parte del mundo, tanto moral como espiritual.

viernes, 11 de abril de 2025

ANCIENT INDIA / LIVING TRADITIONS: Explorando su arte sagrado en el Museo Británico

Desde el 22 de mayo, el Museo Británico presentará una exposición titulada, Ancient India: Living Traditions’ (India antigua: Tradiciones vivas), que explora el arte sagrado del hinduismo, el budismo y el jainismo, la cual será inaugurada en la Galería de Exposiciones Sainsbury. Se trata de una de las primeras exposiciones importantes del mundo que analiza el arte devocional temprano de la India desde una perspectiva multirreligiosa, contemporánea y global, resaltando la inspiración detrás de las representaciones ahora familiares de las deidades y los maestros iluminados de estas religiones del mundo, y cómo se compartieron a través del Océano Índico hasta el Sudeste Asiático y a lo largo de las Rutas de la Seda hasta el Este de Asia. Colorida, multisensorial y evocadora, esta exposición promete un viaje multisensorial a través de más de 180 artefactos, entre esculturas, pinturas, dibujos y manuscritos que datan de hace más de 2000 años. Asimismo, examina cómo el arte sacro moldeó las tradiciones religiosas y continúa influyendo en la vida de casi dos mil millones de personas en todo el mundo, incluido el Reino Unido. Al rastrear la evolución de representaciones icónicas como Ganesha, el dios hindú con cabeza de elefante y vientre redondeado, o el Buda sereno, los visitantes se adentran en el legado espiritual y artístico de estas religiones. La exposición también destaca cómo estas tradiciones se expandieron a través del Océano Índico hasta el Sudeste Asiático y a lo largo de las Rutas de la Seda hasta el Este de Asia. Desarrollada en colaboración con un comité asesor de hindúes, budistas y jainistas practicantes, Ancient India: Living Traditions’ ofrece una perspectiva pluralista sobre el arte sacro. La exposición integra la relevancia contemporánea al mostrar cómo las comunidades de la diáspora del sur de Asia han incorporado estas tradiciones a la cultura británica. Asimismo, préstamos de coleccionistas de todo el mundo enriquecerán la narrativa al explorar la procedencia: así podremos ver el recorrido de los objetos desde su creación hasta su adquisición por los museos. Los visitantes encontrarán huellas simbólicas que precedieron a las representaciones humanas de Buda, serpientes cósmicas en el arte hindú y espíritus de la naturaleza que acompañaban a los maestros iluminados jainistas. Estos artefactos ilustran cómo las antiguas prácticas religiosas transformaron el paisaje sagrado de la India en formas de devoción perdurables.Así por ejenplo, el arte religioso jainista se centra en las representaciones de los 24 maestros iluminados llamados tirthankaras. Las primeras representaciones seguras de los tirthankaras en forma humana fueron talladas en hermosa arenisca rosa moteada hace unos 2000 años en los talleres de la antigua ciudad de Mathura, en el norte de la India. Esto marcó una importante innovación en el arte religioso indio. En tanto, el arte religioso budista se centra en representaciones de Buda y escenas de su vida. Inicialmente, se le representaba con símbolos como huellas de pies, un trono vacío o un árbol. Por su parte, el arte hindú se centra en representaciones de dioses, algunos de los cuales han sido (y siguen siendo) representados simbólicamente y venerados a través de elementos de la naturaleza que se encuentran en el paisaje. Al igual que con los maestros iluminados jainistas y budistas, hace unos 2000 años las deidades hindúes también comenzaron a representarse con forma humana, incorporando imágenes de espíritus de la naturaleza. Cabe precisar que desde el siglo I d. C., el arte devocional budista e hindú se extendió gradualmente a través de redes comerciales terrestres y marítimas hacia Asia Central, Asia Oriental y el Sudeste Asiático. La imaginería sagrada y las ideas religiosas de la India se adoptaron y adaptaron, fusionándose con las creencias y estilos locales para producir representaciones únicas de deidades budistas e hindúes y maestros iluminados. Así, la conservación de rasgos esenciales como la ushnisha (forma ovalada) en la cabeza de Buda, que simboliza su iluminación, permitió a los devotos de diferentes regiones y culturas seguir reconociendo a los dioses y maestros representados. Esta exposición, que estará abierta hasta el 19 de octubre del 2025, se perfila como un evento emblemático tanto para los amantes del arte como para los historiadores. De esta manera, al conectar las tradiciones antiguas con los contextos modernos, Ancient India: Living Traditions’ redefine la comprensión del arte sacro en un mundo globalizado.

viernes, 4 de abril de 2025

RESTORING TRUTH AND SANITY TO AMERICAN HISTORY: La cruzada cultural de Donald Trump

Como sabéis, el presidente estadounidense Donald Trump ha firmado una orden ejecutiva titulada "Restoring Truth and Sanity to American History" (Restaurando la verdad y la cordura en la historia de Estados Unidos) revelando su intención de hacer grandes cambios en el mayor complejo museístico, educativo y de investigación del mundo - el Smithsonian Institution - ordenando a JD Vance eliminar la ideología impropia, divisiva o antiamericana que la ha estado contaminando. En efecto, la orden apunta a eliminar cualquier ideología antiamericana, a la que con toda razón considera demasiado liberal, 'woke' y fuera de tono con los valores conservadores. Trump afirmó que ha habido “un esfuerzo concertado y generalizado en la última década para reescribir la historia estadounidense mediante la sustitución de hechos objetivos con una narrativa distorsionada impulsada por la ideología en lugar de la verdad que arroja los principios fundadores de los Estados Unidos en una luz negativa". Su ambición es convertirlo en un símbolo de la grandeza de Estados Unidos. La orden, que firmó a puerta cerrada, pone al vicepresidente J.D. Vance, que forma parte de la Junta de Regentes de la Institución Smithsonian, a cargo de supervisar los esfuerzos para "eliminar la ideología impropia" de todas las áreas de la institución, incluidos sus museos, centros de educación e investigación y el Zoológico Nacional. Los museos Smithsonian ofrecen entrada gratuita a hasta 30 millones de visitantes cada año. Bajo la orden de Trump, Vance también trabajará con la oficina presupuestaria de la Casa Blanca para asegurarse de que la financiación futura de la Institución Smithsonian no se gaste en programas que "degraden los valores estadounidenses compartidos, dividan a los estadounidenses en función de la raza o promuevan programas o ideologías inconsistentes con la ley y la política federal". Trump también criticó el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, el Museo de Arte Americano y el Museo de Historia de la Mujer por la forma sesgada en la que se presentan sus exposiciones. Precisamente en cuanto a este último, Trump dijo que quiere asegurarse de que celebre a las mujeres y no "reconozca a los hombres como mujeres en ningún aspecto". "Los museos en la capital de nuestra nación deben ser lugares donde los individuos van a aprender, no para ser sometidos a un aberrante adoctrinamiento ideológico o narrativas divisivas que distorsionan nuestra historia compartida", asevero. La orden ejecutiva también insinúa el regreso de estatuas y monumentos de figuras confederadas, muchos de los cuales fueron retirados o reemplazados en todo el país durante las violentas protestas en el 2020 por parte del grupo terrorista negro Black Lives Matter. Además obliga a las autoridades a cuidar de que los monumentos públicos dependientes del Departamento del Interior “no contengan descripciones, representaciones u otro contenido que menosprecien de manera inapropiada a los estadounidenses vivos o muertos”. Asimismo, solicita que esos artefactos conmemorativos “se centren en la grandeza de los logros y el progreso del pueblo estadounidense o en la belleza, abundancia y grandeza” de su paisaje. En su exposición de motivos, el texto asegura que sus compatriotas “han sido testigos de un esfuerzo concertado y generalizado para reescribir la historia, reemplazando los hechos objetivos con una narrativa distorsionada impulsada por la ideología más que por la verdad. Este movimiento revisionista busca socavar los notables logros de Estados Unidos al proyectar sus principios fundacionales y sus hitos históricos bajo una luz negativa y en lugar de fomentar la unidad y una comprensión más profunda de nuestro pasado compartido, el esfuerzo generalizado por reescribir la historia profundiza las divisiones sociales y fomenta un sentimiento de vergüenza nacional” argumenta el decreto. Esta nueva orden ejecutiva llega luego de que Trump se hiciera instalar recientemente como presidente del Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas con el objetivo de revisar la programación y limpiarla del virus woke que ha infectado a la sociedad estadounidense y a la cual hay que erradicar por completo. Por cierto, esta fijación de Trump no es gratuita: Estados Unidos se prepara para celebrar a lo grande en el 2026 el 250º aniversario de la independencia de Estados Unidos, un acontecimiento que se ve como una oportunidad única para difundir los valores del movimiento MAGA (Make America Great Again).